2007 - María Ángeles Fernández Galindo

2007 - María Ángeles Fernández Galindo

Queridos amigos:

Es un honor para mí dirigirme a vosotros desde esta tribuna que es la Carta de la Fundación 1000 en la que me han precedido firmas mucho más pertinentes que la mía.

Por tanto, sean mis primeras palabras para mostrar mi agradecimiento al Patronato de la Fundación por su invitación a redactar estas líneas.

Mi único mérito para ocupar este espacio es el de haber sido Protectora de la Fundación 1000 desde sus inicios.

Creo que es un deber de todo ser humano que se tenga por tal el de agradecerle a la vida aquello que ha recibido sin merecimiento alguno y solamente por el puro azar, que reparte dichas y desgracias en forma tan ilógica.

Y es por mi condición de madre de hijos sanos que creo que debo mostrar ese agradecimiento contribuyendo al trabajo de aquellos que dedican su esfuerzo a la prevención de tanto sufrimiento como generan los defectos congénitos. El nacimiento de un niño con malformaciones es una tragedia que afecta al propio sujeto, evidentemente, pero también a su familia para siempre a lo largo de sus vidas. La Fundación 1000, a través de los servicios a los que da apoyo económico, el Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas y los Teléfonos de Información de Teratógenos y de Información a la Embarazada, contribuye de la manera más efectiva a la prevención de los defectos congénitos, a la evitación, dentro de lo posible y a la luz de los conocimientos actuales permanentemente puestos al día, de esas tragedias a las que me referí más arriba.

Hay un segundo motivo por el que me siento sensibilizada al trabajo que realiza la Dra. Martínez-Frías y su grupo. En mi condición de psiquiatra he de tratar con mucha frecuencia con padres y madres que han sufrido la terrible experiencia de tener un hijo congénitamente enfermo, con la carga de dolor, culpa y desamparo que ello conlleva. Y les aseguro que supone un verdadero descenso a los infiernos el acto de acompañar a esos padres en la revisitación de su experiencia. Todo lo que se haga por evitar situaciones así es poco. Y la Fundación 1000 tiene el honor y el mérito de hacer mucho de ese poco.

También en mi calidad de profesional de la salud mental, a veces, he de acompañar a una mujer en el fantástico pero inquietante viaje hacia la maternidad. En esos casos, cuando las futuras madres se encuentran angustiadas por los excesos de la medicalización -por otro lado, imprescindible- de nuestro modo de tener niños (bombardeo exhaustivo de informaciones sobre alimentación, medicaciones, hábitos de vida), una llamada telefónica al SITE ha tenido siempre un efecto absolutamente tranquilizador tanto por la seriedad técnica del tratamiento de la paciente como por la calidad –y calidez del trato humano, no siempre conseguido en nuestro sistema de atención clínica.

De nuevo mi felicitación a todos los miembros de la Fundación y una llamada más a colaborar con ella.

2007 - María Ángeles Fernández Galindo
Protectora de la Fundación 1000