Enero, mes de la Prevención de Defectos Congénitos: Pauta preventiva 4

4. Enfermedades crónicas maternas: Diabetes mellitus.

Las enfermedades crónicas maternas pueden afectar al desarrollo embrionario y fetal, bien por la propia enfermedad, (por ejemplo en la diabetes), por los tratamientos de la misma, o ambas cosas (por ejemplo, en la epilepsia). Cuando la mujer padece una enfermedad crónica, es fundamental que inicie la planificación del embarazo consultando con el médico especialista, informándole que quiere planear un embarazo, y luego seguir rigurosamente sus indicaciones. Esta es la única forma de reducir el riesgo para el embrión y feto, además de para la propia madre.

¿Qué es la diabetes? Es una alteración del proceso metabólico que convierte los alimentos que ingerimos en energía mediante la digestión. Esa alteración se produce por la ausencia o disminución importante de los niveles de una hormona, llamada insulina, que se produce en el páncreas.

Durante la digestión, los alimentos se transforman y forman glucosa (azúcar), que es la mayor fuente de energía para el buen funcionamiento de todas las funciones vitales. La glucosa pasará a la sangre desde donde penetrará en las células con la ayuda de la insulina, pero si esta insulina falta, no se produce el paso de la glucosa a las células y se acumula en la sangre.

Tipos de diabetes. Hay dos tipos, en función de cómo se produce el fallo de producción de insulina:

  • Diabetes tipo I. Es el resultado de un grave daño del páncreas que da lugar a la destrucción de las células que producen la insulina, por lo que ésta no se produce o se genera en cantidad insuficiente. En consecuencia, la glucosa no puede entrar en las células permaneciendo en la sangre, lo que puede causar la muerte precoz del paciente. Por eso, las personas con diabetes tipo I deben inyectarse determinadas dosis de insulina en forma continua, y con unas pautas reguladas, que ayudará a que la glucosa pase a las células. La diabetes tipo I, también se conoce como diabetes juvenil porque se suele producir en personas menores de 30 años (aunque con menor frecuencia se puede dar en adultos).
  • Diabetes tipo II (o diabetes del adulto, aunque en un pequeño porcentaje se puede dar en jóvenes), es la más común y suele aparecer a partir de los cuarenta años de edad. En este tipo, el páncreas produce insulina pero, en cantidad insuficiente, o la insulina que genera no resulta eficaz para que la glucosa entre en las células.

En ambos tipos de diabetes el resultado es que la glucosa (azúcar) se concentra en la sangre, y puede dañar diferentes tejidos y órganos, como los vasos sanguíneos, los riñones, los ojos y los nervios, entre otros; y durante el embarazo, producir graves defectos del desarrollo embrionario y fetal. Por tanto, es esencial controlar bien la diabetes durante la gestación, tanto para la salud de la madre como para el desarrollo prenatal del futuro hijo.

En las mujeres con diabetes crónica ¿cómo se puede reducir el riesgo para el embrión y feto? Como siempre, lo primero es planificar el embarazo asistiendo a una consulta médica. Desde ésta, las mujeres diabéticas de alto riesgo, podrán ser derivadas a unidades especiales (en algunos lugares las hay específicamente para embarazadas diabéticas) donde obtendrán las indicaciones adecuadas para el buen fin del embarazo. Sin embargo, la mujer diabética debe saber que es esencial seguir totalmente las indicaciones de su médico, cumpliendo las siguientes recomendaciones:

  • Durante los 3 meses de planificación del embarazo, debe colaborar con el médico para establecer un control riguroso de los niveles de glucosa en sangre, de los valores de la hemoglobina glicoxilada y de las pautas alimenticias.
  • La búsqueda de embarazo debe iniciarse sólo cuando el médico que controla su diabetes, le indique que los valores de glucosa y hemoglobina glicoxilada, son adecuados para el buen desarrollo de su hijo, y para su propio estado de salud.
  • Durante el embarazo seguir, rigurosamente, las pautas de su médico para el control del nivel de glucosa en sangre.
  • También es fundamental seguir las indicaciones de su médico, sobre el ejercicio, revisiones médicas, y cualquier otra indicación de salud.
  • En cuanto el peso, siempre es aconsejable que el índice de masa corporal (IMC) materno (la relación entre el peso y la estatura) sea adecuado, pero en los casos de mujeres diabéticas, o si hay antecedentes de la enfermedad en la familia materna, es especialmente importante que dicho IMC sea el correcto. Por ello, si la mujer padece obesidad, aunque no tenga diabetes, debe consultar con su médico para determinar las medidas adecuadas.

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